Esperan que este año se puedan superar los 3.400 euros que se donaron en 2016, según han informado en un comunicado desde Txikitero Artean, quienes también han destacado que más del 90% de los 2.848,56 euros recaudados son monedas.
Entre los txikiteros bilbainos, la costumbre de donar la calderilla que sobra del pago de las rondas tiene su origen en las huchas que, en la década de los 50 y principios de los 60 del pasado siglo, había en todos los bares del Casco Viejo para recaudar dinero para los huérfanos de la Villa, popularmente conocidos como «los niños de la Casilla».
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