En un encuentro con medios de comunicación en el Puente de la Salve, vía de entrada a la capital, el representante del PP ha abogado por «probar otras soluciones» antes de limitar la entrada de vehículos privados a Bilbo, en alusión a la posibilidad de cobrar peajes a los vehículos privados que entren en la ciudad incluida en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS).

Tras advertir de que esta medida «podría afectar al comercio de la ciudad», ha considerado que el plan «nace cojo».

Según ha dicho, el «proyecto estrella» del equipo de gobierno de Ayuntamiento gobernado por PNV y PSE es «curiosamente» el que ha desatado «la crisis» en su seno, ha ironizado en referencia al distanciamiento de los últimos días entre el regidor de Bilbo, Juan Mari Aburto, y el teniente alcalde, Alfonso Gil del PSE, después de que el alcalde dijera que la posibilidad de cobrar ese peaje no iba a estar entre las medidas del nuevo plan de movilidad impulsado por el PSE.

«Bilbao no es una isla, depende mucho de los flujos de su área metropolitana, de la Margen Izquierda y Derecha, y de la zona del Duranguesado y Nervión Ibaizabal», ha valorado Eguiluz, quien ha indicado que la capital vizcaina tampoco es «Londres ni Barcelona», sino que cuenta con cerca de 1 millón de habitantes en su área metropolitana.

En esta línea, antes de eliminar el transporte privado o peatonalizar la plaza Elíptica, el portavoz del PP en el consistorio bilbaino ha propuesto acometer la limitación de aquellas calles en las que la velocidad es superior a 50 kilómetros por hora, como en Alameda Rekalde.

Eguiluz ha abogado por adoquinar esta zona con un asfaltado similar al existente en la Alameda Gregorio de la Revilla.