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Ekologistak Martxan cree que poner un peaje en los accesos a Bilbo no es una «solución»

La asociación Ekologistak Martxan cree que la propuesta de instalar peajes en los accesos a Bilbo no solucionaría el predominio del coche y supondría una alta inversión, de manera que prefieren desarrollar calles peatonales, una ampliación de aceras y más carriles-bicis.

Ekologistak Martxan ha realizado un análisis de la movilidad de los sistemas de transporte no motorizados en Bilbo, un documento de 96 páginas que quiere aportar como reflexión al plan de movilidad urbana sostenible de la villa.

En este informe se analiza la propuesta del peaje, una idea con la que comparten el objetivo -reducir la presencia y el uso del coche privado-, y el método, ya que entiende que hay que tomar medidas «contra» el uso del coche privado, no vale solo con propuestas alternativas como la mejora y ampliación del transporte público.

Sin embargo, matizan que «no creemos que para una ciudad del tamaño de Bilbao, con apenas 350.000 habitantes (2016) el peaje de entrada sea la mejor solución; sus entradas son muy diversificadas (11 entradas) siendo muy dificultoso un control efectivo, exigiendo a la vez una tecnología compleja y unas inversiones importantes para controlar el número de ocupantes, la propiedad del vehículo,..».

Para Ekologistak Martxan, el futuro de la movilidad debe pasar por el desarrollo del transporte público y por favorecer el transporte no motorizado (bicicletas y peatones), con medidas como la elaboración de una red de calles preferentes, una clara señalización, con velocidad reducida (20-30 Km/h), eliminando aparcamientos en el lado derecho para favorecer la circulación segura de las bicicletas y sustituyendo las rotondas urbanas por plazas y cruces.

Consideran que también tiene que plantearse la peatonalización como la existencia de una red para el desplazamiento, de manera que se limite «la privatización del espacio público ganado al tráfico (terrazas y demás obstáculos), de forma que las calles peatonales no se transformen en calles comerciales, sino en espacios públicos para el desplazamiento y el disfrute, y lo mismo con las ampliaciones de las aceras y el aumento de la seguridad en los cruces».

Por todo ello, el informe considera que en el caso de Bilbo más que peajes (de alta inversión y difícil gestión) se trataría de ir desarrollando a través de calles peatonales, ampliación de aceras, carriles-bicis, una estrategia que dificulte el acceso y la movilidad del coche privado. «Entendemos que sería más eficaz y barato».

En este sentido, el documento advierte de que la política llevada a cabo por la Diputación Foral de Bizkaia promocionando el «bono peaje» (Túneles de Artxanda, Supersur, y la AP8 con pago máximo de 30 euros al mes), «no nos parece la mejor forma de poner restricciones al tráfico y en consecuencia a los accesos a Bilbao. Resulta contradictorio potenciar una estrategia de calmar el tráfico en la ciudad y en el territorio y a la vez potenciar el uso del coche privado reduciendo tarifas y potenciando su uso».

La crisis de los peajes

El plan de movilidad desarrollado por Alfonso Gil, concejal del PSE, y la instauración de peajes para acceder a Bilbo desató el principal desencuentro de esta legislatura en el Gobierno municipal. El alcalde Aburto corrigió a Gil en público al descartar los peajes, pero finalmente acordaron retrasar la decisión al mes de setiembre sin que haya ninguna novedad al respecto.