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Miguel Zugaza rechaza convertir la audiencia en indicador de la salud de los museos

El director del Museo de Bellas Artes de Bilbo, Miguel Zugaza, se ha mostrado contrario a convertir a la audiencia en el indicador que mida la salud de los museos públicos y ha expresado sus dudas sobre que la misión de los mismos tenga que ser organizar exposiciones de éxito que busquen «cautivar» a la audiencia.

Txema Vázquez Eguskiza, Presidente de ADYPE; Miguel Zugaza, y Lourdes Fernández, Directora de Azkuna Zentroa y moderadora del coloquio.
Txema Vázquez Eguskiza, Presidente de ADYPE; Miguel Zugaza, y Lourdes Fernández, Directora de Azkuna Zentroa y moderadora del coloquio.

Miguel Zugaza ha realizado estas reflexiones en el transcurso del coloquio que ha seguido a la conferencia que ha impartido sobre «Qué es ser director de un gran Museo de arte», organizada por la Asociación de Directivos y Profesionales de Euskadi, Adype, en la que ha insistido en la necesidad de la expansión física del centenario museo bilbaino para poder ampliar la exhibición al público de las 14.000 obras que componen su colección propia.

En relación a la función que deben cumplir los museos, Zugaza ha señalado que la imagen de colas de gente a las puertas de un museo esperando para entrar a ver una exposición es «la imagen aparente del éxito de una institución; es decir, cuando vemos una cola pensamos: esto tiene éxito».

«Pero yo creo que no es el éxito que tiene que buscar un museo. Un museo tiene que ser capaz de animar a la sociedad a que tenga relación con las instituciones museísticas, que vengan a verlas, que disfruten de sus actividades, etc, pero no podemos convertir el número de visitantes, a la audiencia, en el indicador que ayude a medir la salud de una institución pública y cultural como es un museo».

«Yo creo también que organizar exposiciones de éxito no es la misión de un museo», ha añadido, y ha opinado que «un museo tiene que organizar exposiciones que ayuden a la propia institución a entender mejor la identidad de su colección, a completarla cuando hay lagunas en ella y a tratar de ahondar en el conocimiento del arte».

«Pero creo que es un error organizar una programa expositivo sólo para tratar de cautivar a la audiencia porque puedes acertar en alguna ocasión, pero también la mayor parte de las veces vas a fracasar y vas a poner la energía del museo en un lugar que no es su razón de ser».

Por ello, ha adelantado que en el Bellas Artes de Bilbo van a tratar de que «el ciudadano que se relaciona con el museo entienda mejor el valor de su colección, las diferentes historias del arte que cuenta a través de su colección y , en definitiva, poner en valor su propia colección».

Cuestionado sobre la posible ampliación física del Bellas Artes, Zugaza ha recordado que la centenaria pinacoteca tiene 14.000 obras de arte en su colección propia, de las cuales unas 10.000 proceden de donaciones y legados y que «tiene posibilidad de mostrar más de las que expone y que necesita, por tanto, más espacio para exponerlas y almacenarlas».

«Es un museo realmente pequeño, muy pequeño -ha agregado-, y necesitaría mayor espacio expositivo» si se quiere que «juegue un papel relevante en la ciudad».

Zugaza ha ofrecido también datos económicos del Museo como que cuenta en la actualidad con unos 3.000 «amigos» y 11 patronos que aportan casi dos millones de euros a la financiación de los programas y exposiciones del Bellas Artes, que en 2017 alcanzó una tasa de autofinanciación del 50% de los 8,9 millones de euros que contó de presupuesto.

Ha agregado que por la venta de entradas el año pasado, en el que alcanzó los 300.000 visitantes gracias a las exposiciones dedicadas a Renoir y a la colección particular de la empresaria y financiera Alicia Koplowitz, se pasó de ingresar 600.000 euros a 1,2 millones de euros en un ejercicio en el que el Museo acabó con la jornada de entrada libre a todas las exposiciones del centro y limitó la gratuidad a la visita a las salas de su colección propia.