Rafael Moreno ‘Pichichi’, sobrino de Miguel de Unamuno y de Telesforo Aranzadi, no necesita presentación ni en Bilbo ni en el mundo entero. Nació en la capital vizcaína en 1892 y falleció a los 29 años, en marzo de 1922, a causa del tifus.

Como recogió ‘‘El Noticiero Bilbaíno’’: «El jugador formidable, varias veces campeón, el exequipier veterano del Athletic, Rafael Moreno, en fin, ha muerto, en la flor de la vida. ¡Pobre ‘Pichichi’! Cuantas veces con una de sus maravillosas jugadas, ha levantado en vilo a millares de espectadores, que le aclamaban después frenéticamente».

En homenaje a su memoria, el Athletic erigió, como es sabido desde la cuna por cualquier athleticzale, un busto en San Mamés, cuya primera ubicación fue el fondo norte, grada de Misericordia, el 8 de diciembre de 1926: «en la zona norte, en el pasillo de acceso a las gradas, una vez franqueada la puerta de entrada, de modo que todo el que accedía al campo pasaba por las inmediaciones».

Aquel día visitaba la Catedral el Arenas Club de Getxo y los leones vencieron por 7-2. Tras las obras para el Mundial’82, el busto pasó a la tribuna principal. Decenas de equipos rivales han rendido tributo a su imagen y leyenda depositando el tradicional ramo de flores ante el mismo en esa su primera visita y sabido es que el primero en hacerlo e instaurar, por sorpresa, este ritual, fue el MTK de Budapest.

Fue un 1 de enero de 1927. Lo que, en cambio, muy pocos conocen, es que tal día como hoy, un 3 de marzo –aunque en la web del club se recoge que fue el 1 de marzo–, pero de 1924, es decir, hace 95 años, otro club muchísimo más modesto realizó esa misma ofrenda floral aunque no ante aquel busto sino ante una fotografía del malogrado Pichichi en el mismo San Mamés.

Rafael Moreno, retirado desde abril de 1921 cuando formó parte de una selección vizcaína que se enfrentó al West Han inglés, decidió establecer su residencia en la cercana población riojana de Haro, donde incluso volvió a calzarse las botas con antiguos compañeros del Athletic.

Falleció un año después, dejando una profunda cicatriz en la amplia familia rojiblanca y también en Haro. Puede que fuera aquel ‘hermanamiento’ el que derivó en el segundo aniversario de su muerte en un partido entre el Haro Sport Club y un equipo de reservas del Athletic, y en el que los farreros aprovecharon para depositar unas flores ante un cuadro de Pichichi que presidió los prolegómenos del encuentro.

Así lo recogió un diario riojano en la crónica del encuentro: «Antes de terminar queremos hacer constar el rasgo simpático de Haro Sport Club que fue comentado favorabilísimamente por todos, y consistió en depositar sobre el retrato del gran Pichichi un artístico ramos de flores con sentida dedicatoria».

El partido en cuestión acabó sin goles, nada apropiado tratándose de un homenaje a quien marcó 83 goles en 89 encuentros.