La sentencia detalla que el día 18 de noviembre de 2018, hacia las dos de la mañana, el condenado arrojó al cachorro de su propiedad desde el balcón de la habitación que ocupaba en una pensión de Bilbao la Vieja. El animal impactó en el suelo desde una altura de 8 metros sobre el muelle Marzana.

El perro, de dos meses de edad, fue trasladado por un testigo de los hechos con urgencia a una clínica veterinaria, pero sólo se pudo certificar la muerte del cachorro.

La defensa alegó que la caída fue «accidental», pero la sentencia explica que el animal cayó muy cerca de la orilla de la ría, muy alejado de la vertical del balcón, lo que hace «inverosímil» que el animal pudiera dar un salto de esa magnitud.

Una testigo, compañera de pensión, explicó en el juicio que el acusado solía padecer «alteraciones de estado de ánimo, efectuando manifestaciones disparatadas» y le había dicho que tenía que «golpear al perro para enseñarle a defenderse».

Por eso el fallo considera probable que el hombre tuviera alguna suerte de problema psíquico o conductual el día de los hechos, y le condena a siete meses de prisión, frente a los once que pedía la fiscalía y dieciocho de las acusaciones.