Vecinos de Altamira explican en un comunicado que las «molestias» y la «sensación de falta de seguridad» que genera el BBK Live son el exceso de aforo en los Bilbobus que suben a Kobetamendi durante los días del festival y la colocación de una parada de taxis en el único acceso al barrio.
En concreto, el enfado vecinal se focaliza en el Área de Movilidad y Sostenibilidad, que gestiona el concejal del PSE Alfonso Gil. Según dicen, «hace un año prometió una solución a la problemática planteada y a falta de dos días de que dé inicio el festival, la situación es idéntica». «Ahora vuelve a hacer la misma promesa, pero el voto de confianza que se le otorgó el año pasado, ya ha caducado», aseguran.