Los hechos denunciados por SOS Racismo tuvieron lugar el 10 d octubre en la calle Dos de Mayo, en el barrio de San Francisco. El joven ha relatado que ese día salía de trabajar y, como casi todos los días, se dirigió a su carnicería habitual situada en la calle Dos de Mayo.

Cuando bajaba por esa misma calle, una patrulla de la Policía Municipal circulaba también en la misma dirección. El joven sintió que el vehículo se acercaba mucho a él (hacia la izquierda de la calle que es por donde él caminaba). Él pensó que se estaban acercando para decirle algo a alguien o mirar algo. De repente le atropellaron los talones con el coche.

«El chico le dio un toque con la mano al coche para indicarles que estaba ahí y que le estaban atropellando los pies. Inmediatamente salió un agente del coche y le pegó dos puñetazos en el pecho dejándolo sin aire. El agente empotró al joven contra la pared. A continuación, le pedía al chico los papeles, ignorando que tiene DNI español», detallan.

«Puñetazo en el pecho»

Entre tanto llegó la Ertzaintza, pero no intervino. «Cada vez que el joven intentaba acercarse a hablar con el agente que le agrede en el primer momento, el otro agente le pegaba un puñetazo en el pecho», exponen. A continuación, una persona, que recientemente ha denunciado unos abusos y agresiones similares en la oficina de SOS Racismo Bizkaia, por parte de la Policía Municipal (en la misma calle), intervino, tranquilizando al chico y alejándolo de allí. 

No es la primera denuncia de estas características, el 1 de octubre, SOS Racismo informó de otro caso ocurrido el sábado 12 de setiembre, entre las 20.00 y 21.00, tras una discusión cerca de la plaza Corazón de María. El joven, que intentó mediar, fue agredido por la Policía Municipal con la porra en una pierna.

El colectivo considera que estos hechos son consecuencia del «racismo institucional patente» con una «desmedida presencia policial en el barrio de San Francisco, en los protocolos policiales que permiten las identificaciones policiales por perfil étnico y en la impunidad de las agresiones que la Policía ejerce contra grupos sociales a los que despoja de dignidad y derechos».

Por ello, han exigido que cesen estas actuaciones «discriminatorias e injustas» que han sido condenadas por organismos internacionales y una «responsabilidad institucional y política ante estas prácticas que están sucediendo a diario en nuestras calles».