Catorce años hacía que el Athletic no ganaba en el Santiago Bernabéu y los Aranzubia, Iraola, Prieto, Murillo, Del Horno, Gurpegui, Tiko, Orbaiz, Yeste, Etxeberria y Santi Ezquerro seguirán siendo los últimos en haber logrado algo así. Esta tarde, los de Gaizka Garitano se han visto incapaces de hincarle el diente a un vulgar Madrid al que le ha bastado el olfato goleador de Karim Benzema para sentenciar a un Athletic al que nunca se le ha visto con posibilidades de imponerse a los madrileños, aunque es de aplaudir su entrega hasta el pitido final. La derrota entraba dentro de los cálculos y el 3-0 final, aunque quizá excesivo, no debería ir más allá de hacer borrón y cuenta nueva. El partido de verdad del Athletic es el miércoles en Leganés.

No ha habido sorpresas en el once inicial de Gaizka Garitano, con la novedad, obligada, de Lekue en el lateral derecho, y un recuperado Yuri en el izquierdo. El Madrid, con Isco y Bale en el banquillo, ha salido aun así con miembres suficientes como para apropiarse de la pelota como ha hecho durante la primera media hora de un primer tiempo en el que lo único reseñable han sido una sucesión de faltas, parones, dos amarillas para los leones –a Córdoba y Yuri– y ninguna merecedora a juicio arbitral para los merengues, dos botes neutrales y el primer córner justo en el minuto 30. Respecto a lo interesante, es decir, ocasiones, solo una de Marcelo que ha disparado alto y hasta ahí podemos contar. Pobrísimo ara un clásico como este.

Es verdad que ese dominio blanco se ha topado siempre con un en todo momento bien situado, trabajador y solidario Athletic, que poco a poco ha ido quitándose a los blancos de encima y ha acabado mejor que su rival, incluso con un cabezazo flojo de Raúl García a las manos de Navas. El naarro ha visto la amarilla por protestar, la quinta, y no jugará en Leganés, con lo que los problemas de Garitano crecen.

Mucho oficio rojiblanco, poco fútbol merengue. Espeso juego en un primer acto en el que los porteros han estado inéditos, igual que los delanteros. En el Athletic ha sido a través de Muniain y su juego interior como ha generado llegadas a las inmediaciones del área local, pero nunca ha conseguido enganchar con garantías con un Williams no solo desacertado en sus deciciones sino privado de espacios por una defensa madrileña que le ha marcado muy de cerca. Bien la zaga bilbaina, buan primera mitad de Yuri y también de Córdoba en ese carril izquierdo.

El segundo tiempo ha traido un partido nuevo, diferente, sobre todo porque a los dos minutos Benzema ha puesto el 1-0 en el luminoso tras desaprovechar el Athletic una buena contra en la que Córdoba ha centrado demasiado pronto, y a la vuelta, Asensio, sin nadie que le encimara, ha centrado y el francés, entre los dos centrales, ha cabeceado a la red. Jarro de agua fría. Han sido minutos de angustia rojiblanca en los que el Madrid ha podido cerrar el choque. El Athletic ha salido vivo pero a pesar de dar un obligado paso adelante y arriesgar en defensa, no ha tenido visos de siquiera empatar.

Garitano ha tardado en mover banquillo, y justo cuando lo ha hecho, en el minuto 75, dando entrada a Aduriz y Unai López, ha llegado el segundo de Benzema. Esta vez su cabezazo a la salida de un córner ha contado con la ‘ayuda’ de un Iago que ha salido en falso y se ha dado cuenta de su error demasiado tarde. Todo el gozo del Athletic en un pozo. Desde la banda Garitano arengaba a los suyos, «¡hasta el final, ba!», y a fe que lo han intentado, incluso Williams ha tenido el 2-1 en un cabezazo picado que Keylor Navas ha sacado. Pero ha sido un querer y no poder. Nunca ha podido, en realidad.

El Madrid sí que ha tenido el tercero en los pies de Brahim y Bale, pero ha acabado siendo Benzema, otra vez, bestia negra de los leones y salvador de los blancos, el que ha finiquitado la tarde con otra salida en falso de Iago fuera del área, cuyo despeje de cabeza ha impactado en Yuri y de la carambola se ha aprovechado el francés. Esa jugada casi que ha resumido el paso del Athletic por el Bernabéu, donde ni siquiera ante uno de los Madrid más apáticos de los últimos años ha sido capaz de ponerle en apuros.