Manex ALTUNA

El fútbol que practica condena al Athletic a la parte baja de la tabla

El potencial por presupuesto y plantilla no es acorde con el rendimiento del equipo y el discurso conformista instaurado en el club chirría todavía más que los malos resultados.

Pugna entre Rubén García y Dani García en el derbi en El Sadar. (Iñigo URIZ / FOKU)
Pugna entre Rubén García y Dani García en el derbi en El Sadar. (Iñigo URIZ / FOKU)

Otra semana que arranca con nubarrones en el Athletic. El triste tiempo otoñal y el tono gris de la segunda equipación se han apoderado del ambiente pesimista que rodea al club. El conjunto rojiblanco deambula en la parte baja de la clasificación sin encontrar remedio a los malos resultados. Cuatro derrotas, dos victorias y un partido aplazado es el bagaje que condena al Athletic a situarse cerca de los puestos de descenso de la clasificación.

Es el peor de los cinco equipos vascos en la tabla con seis puntos. La Real tiene catorce, Osasuna diez y un partido pendiente como el Athletic, Eibar ocho y Alavés siete. A su vez, es el que menos goles ha marcado. Tan solo ha anotado cuatro dianas en dos partidos ante Eibar y Levante y se ha ido de vacío en otros cuatro encuentros. Además ha encajado seis tantos y solo ha dejado la portería a cero en una ocasión. Por comparar, la Real ha marcado catorce y ha recibido tres, Osasuna ha anotado seis y ha encajado cuatro, Eibar ha metido cinco y le han marcado seis, mientras el Alavés lleva cinco a favor y ocho en contra.

Desde los jugadores y el cuerpo técnico han aludido a errores puntuales como causa principal de las derrotas. Ante el Granada los despistes defensivos y una pérdida al salir desde atrás desencadenaron los dos goles. En Eibar y Mendizorrotza fallos en los marcajes a balón parado y contra el Cádiz un robo que propició una contra que no pudieron detener. Garitano ha señalado en varias comparecencias que el conjunto rojiblanco es de los equipos que menos ocasiones concede y menos tiros a portería recibe en este inicio de Liga. Dani García y Unai Simón también corroboraron esas apreciaciones tras la derrota en El Sadar al mencionar los fallos como motivo de la derrota. Incluso, Capa pidió disculpas a los aficionados por el penalti innecesario cometido ante Osasuna en un gesto que le honra.

Los contagios por coronavirus y las lesiones de jugadores clave en pretemporada también han influido en este mal arranque. Dani García admitía que había llegado justo al primer partido en Granada y Williams decía la semana pasada que ha contratado a una dietista, un cocinero particular y un entrenador personal para recuperar el tono físico. A pesar de ello, Garitano ha seguido confiando en su bloque habitual con jugadores que no están consiguiendo ofrecer su mejor versión.

La presencia de Núñez y Balenziaga en las alineaciones ha sido obligada por las lesiones y la apuesta por Jon Morcillo en las primeras jornadas ha sido la única novedad hasta la llegada de Berenguer. Las únicas rotaciones, con la titularidad de Sancet y Córdoba, se produjeron en Mendizorrotza tras jugar entre semana ante el Cádiz. 

A los jóvenes como Villalibre -ha salido desde el banquillo en todos los partidos-, Iñigo Vicente, Unai Vencedor y Oier Zarraga les ha utilizado como revulsivos y ha recurrido a ellos para intentar dar la vuelta a la situación en los últimos minutos con el marcador en contra. Si a eso se le añaden los intentos de fichar a Llorente y Javi Martínez, la apuesta por la cantera pierde credibilidad.

Las distinciones que realiza el entrenador no están contribuyendo a aumentar la competitividad en una plantilla que se ha quedado estancada. El rendimiento colectivo del Athletic no es acorde al potencial individual y el presupuesto que maneja el club rojiblanco, que se sitúa entre los equipos que aspiran a luchar por entrar en Europa.

La Real, el Leeds y la final de Copa

En las últimas dos campañas el conjunto rojiblanco ha estado en la pugna por las plazas europeas hasta el final de la Liga, pero en ambas ocasiones acabó hundiéndose antes de llegar a la orilla. Durante la temporada pasada Garitano hizo referencia a la falta de gol del equipo en comparación con los rivales y al inicio de curso volvió a citar esta causa. La ausencia de Aduriz influye en ese aspecto y Raúl García no puede por sí solo resolver la situación. Las carencias ofensivas del equipo eran cada vez más evidentes desde hace un tiempo.

El técnico de Derio se ganó la renovación por la final de Copa, aunque los síntomas de desgaste ya se empezaban a percibir. Al Athletic le cuesta mucho hacer goles y generar ocasiones claras. Por muchas estadísticas de remates a portería y centros que realizan, son contadas las acciones de verdadero peligro que crea el equipo por partido. Sobre todo cuando el contrario se encierra. El juego que se plantea no sirve para desarbolar a los rivales y no es efectivo. Tampoco se saca provecho a las acciones de estrategia. Por encima de tanto rigor táctico, falta velocidad, ideas, creatividad, arriesgar y ambición para ganar. Los aficionados rojiblancos ven partidos de equipos como la Real, al que se debe enfrentar en la final de Copa aplazada, o el Leeds de Bielsa y las comparaciones son odiosas.

 

Y lo peor es que no da la sensación de preocupar a los protagonistas. El conservadurismo que se transmite desde el banquillo está afectando al crédito del entrenador. En el derbi de El Sadar esperó a Arrasate para realizar los cambios y no se movió con el cero a cero ante un Osasuna plagado de bajas en ataque. La moneda cayó del lado del rival y al encajar el penalti, vinieron las prisas y no hubo tiempo para reaccionar. Una historia que se ha repetido con asiduidad en los últimos tiempos. Tras la derrota Garitano aseguraba que «nunca» ha salido a por el empate y decía que su equipo no había hecho un mal partido.

El discurso conformista y la complacencia ha calado también en los jugadores. Ninguno hizo referencia a que el fútbol que practican ya no les está dando réditos. Y desde el club se guarda silencio tras respaldar recientemente al entrenador. Sin atisbo de autocrítica en ningún estamento, es complicado encontrar unas soluciones cada vez más urgentes para cambiar de rumbo a medio plazo.